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Cáncer de piel: Más de 1.600 casos en Argentina y una advertencia global

Aunque representa solo el 1% de los tumores cutáneos, el melanoma es responsable de la mayoría de las muertes por cáncer de piel. Detectarlo a tiempo puede ser la diferencia. En el Día Mundial de la lucha contra esta enfermedad, especialistas insisten en la regla del ABCDE y en evitar la exposición solar sin protección.

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El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se origina en los melanocitos, las células responsables de producir melanina, el pigmento que da color a la piel, puede desarrollarse sobre piel sana o a partir de un lunar preexistente y aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluso en zonas no expuestas al sol, como palmas de las manos, plantas de los pies, cuero cabelludo o uñas.

Aunque muchos melanomas se presentan como lesiones oscuras, también pueden tener tonalidades rosadas, blancas o sin pigmento y este tipo de cáncer puede afectar a personas de cualquier edad y tono de piel, aunque ciertos factores aumentan el riesgo y la exposición a la radiación ultravioleta (UV), ya sea por el sol o por el uso de camas solares, es la principal causa evitable.

Otros factores que elevan las probabilidades de desarrollar melanoma son: tener muchos lunares o lunares atípicos, antecedentes familiares o personales de melanoma u otros cánceres de piel, piel muy clara que se quema con facilidad, sistema inmunitario debilitado y edad avanzada. Aunque tener uno o más factores de riesgo no significa que se desarrollará la enfermedad, conocerlos permite tomar medidas de prevención y detectar posibles señales de alerta a tiempo.

En el marco del Día Mundial del Melanoma, especialistas y organizaciones de salud proyectan un crecimiento sostenido de este tipo de cáncer. En Argentina, según estimaciones recientes de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de incidencia general de cáncer alcanza los 210, 7 casos por cada 100.000 habitantes, posicionando al país entre los de incidencia media-alta en la región. Para 2024 se registraron más de 1.600 casos de melanoma y se proyecta que para 2045 esta cifra supere los 2.400.

Si bien el melanoma es menos frecuente que otros tumores cutáneos, es el más agresivo debido a su alta capacidad de diseminación a otras partes del cuerpo si no se detecta de forma temprana. La concientización, la detección y la prevención son las herramientas más eficaces para reducir su impacto.

Signos de alarma para identificarlo a tiempo

El melanoma podría ser curable si se detecta y trata a tiempo. Sin embargo, su evolución suele ser más agresiva que la de otros tipos de cáncer cutáneo. Por eso, es fundamental prestar atención a cualquier cambio visible en la piel, especialmente en lunares.

Cualquier lunar, llaga, protuberancia, imperfección, marca o cambio inusual en el aspecto o la sensación de un área de la piel podría ser una señal de melanoma u otro tipo de cáncer. Si bien la mayoría de las personas tienen lunares y casi todos son inofensivos, es importante reconocer cuándo un lunar puede transformarse en un peligro.

Por lo general, un lunar normal es una mancha uniforme de color marrón o negro, plana o levemente elevada, de forma redonda u ovalada, y menor a 6 milímetros de diámetro que surge en la niñez. Es por esto que cualquier aparición de lunares nuevos o cambios en los existentes -en cuanto a tamaño, forma, color u otras características- debe ser evaluado por un médico.

Los signos de alarma del melanoma pueden resumirse en la regla del ABCDE, una herramienta sencilla que ayuda a identificar lunares sospechosos:

A de Asimetría: cuando una mitad del lunar no es igual a la otra.

B de Bordes irregulares: contornos poco definidos, desiguales o con relieve.

C de Color desigual: presencia de varios tonos (negro, marrón, rojizo, azulado o blanco) en una misma lesión.

D de Diámetro: mayor a 6 milímetros, aproximadamente el tamaño de una goma de lápiz.

E de Evolución: cualquier cambio en el tamaño, forma, color o síntomas como picazón o sangrado.

Estar atentos a estas señales puede ser clave para detectar el melanoma en etapas tempranas, cuando el tratamiento es más efectivo. Sin embargo, este autoexamen no reemplaza la evaluación de un profesional de la salud. Ante cualquier duda o cambio sospechoso en la piel, es fundamental consultar con un dermatólogo.

Cómo prevenir la enfermedad

La prevención es una de las herramientas más efectivas para reducir el riesgo de desarrollar melanoma. Aunque no todos los casos pueden evitarse, incorporar hábitos de cuidado diarios puede marcar una gran diferencia:

Vestirse con prendas que cubran zonas sensibles, como el rostro, los brazos y el pecho, especialmente durante las horas de mayor exposición solar.

Aplicar protector solar de amplio espectro (que proteja contra los rayos UVA y UVB) con un Factor de Protección Solar (FPS) mayor a 30. En personas de piel muy clara o sensible, se recomienda FPS 50 o más.

Reaplicar el protector solar cada dos horas y también después de nadar, ducharte o transpirar.

Evitar exponerse al sol entre las 10 y las 16, cuando la radiación ultravioleta es más intensa.

No bajar la guardia en días nublados o con resolana: los rayos UVA atraviesan las nubes y pueden dañar la piel igual que en días soleados.

No exponerse al sol directo a niños menores de un año. Su piel es especialmente vulnerable.

“El melanoma se puede prevenir y, si se detecta a tiempo, también se puede tratar. Acciones simples como el auto chequeo, protegerse del sol y consultar a un médico ante cualquier duda pueden marcar una gran diferencia”, aseguró Gabriela Bugarin, directora médica de oncología en MSD Argentina.

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